La cimentación es uno de los fundamentos más importantes de la construcción, ya que transfiere las cargas totales de la estructura al suelo y proporciona estabilidad a la estructura. Esta puede clasificarse principalmente en dos tipos: las cimentaciones superficiales y las profundas. Este artículo analiza las diferencias entre ambas opciones.
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Cimentaciones superficiales frente a cimentaciones profundas
Las principales diferencias entre las cimentaciones profundas y las superficiales son, básicamente, las siguientes:
- Profundidad.
- Coste.
- Viabilidad.
- Mecanismo de transferencia de cargas.
- Cargas.
En primer lugar, en el método superficial se construye a superficie de la tierra y se transmiten las cargas a baja profundidad. Por el contrario, la cimentación profunda requiere trabajar a niveles inferiores para que las cargas se repartan entre los estratos.
De igual forma, una cimentación poco profunda es más barata, ya que el material necesario es menor. Desde el punto de vista de la viabilidad, es más sencillo cuando se trabaja en la superficie. Este proceso resulta más complicado en el otro método, ya que requiere un mayor esfuerzo técnico.
Las superficiales transfieren las cargas principalmente mediante el apoyo en los extremos. Por su parte, las profundas se basan tanto en el apoyo en los extremos como en la fricción de la piel (a excepción de las obras en las que se colocan pilotes de apoyo en los extremos).
Cabe destacar, sin embargo, que el método superficial requiere menos mano de obra y suele resultar más sencillo. Por todo ello, suele encarecer el proyecto en menor grado. No obstante, la cimentación profunda suele ser necesaria para construcciones de mayor volumen.
En definitiva, las cimentaciones profundas y las superficiales tienen grandes diferencias. La elección entre una y otra dependerá del consejo profesional, puesto que cada proyecto tiene una serie de requerimientos técnicos. Ante cualquier duda, lo mejor es consultar con Estructuras de Hormigón Rubio & Navarro. ¡Apuesta por profesionales!