Existen infinidad de tipos y usos del hormigón. Principalmente, vamos a destacar algunos de los que nos parecen más interesantes para la edificación y a compararlo con el hormigón blanco, un producto que es referencia en cuanto a su relación resistencia-estética.
Tipos de hormigón
Hormigón ligero
Este hormigón está destinado a labores que requieran menos resistencia, aunque se han llegado a fabricar de hasta 80 MPa de resistencia a la compresión. Su aligeramiento es conseguido gracias a la sustitución de áridos convencionales por áridos ligeros.
Hormigón armado
El más habitual en toda construcción que se precie. Es el tipo de hormigón ideal para resistir cargas de tracción y compresión. Por supuesto, no adquiere las características estéticas que posee el hormigón blanco, pero es muy resistente gracias a sus estructuras de acero en su interior debidamente dispuestas.
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Hormigón blanco, la joya de la corona
Es un tipo de compuesto que ofrece unas elevadas prestaciones de resistencia y durabilidad. No llega a los niveles del hormigón de alta resistencia, pero el hormigón blanco está acompañado de cualidades estéticas. Este hormigón puede tener acabados con textura, colores, relieves o distintos tipos de terminaciones. Un producto muy a tener en cuenta, ya que ningún tipo de hormigonado posee las características estéticas de este. Sin lugar a dudas, ningún otro producto puede compararse a este en concepto de texturas, colores o terminaciones. Esto hace que el hormigón blanco pueda ser utilizado para directamente enlucir una edificación y que por supuesto no se pueda comparar con el hormigón convencional.
Esta es solo una muestra de los tipos de hormigón que podemos encontrar en construcción, pero hay muchos más. Hay hormigones porosos, iniciales, autocompactantes o sin finos. Todos tienen una función para cada tipo de edificación, como el hormigón blanco, que, como hemos visto, está más indicado para estructuras que se puedan divisar a simple vista.
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